La diabetes tipo 2 es la forma más común de la enfermedad y está muy relacionada con los hábitos de vida: alimentación, actividad física y control del peso. La buena noticia es que, en muchos casos, cambiar la forma de comer puede mejorar e incluso revertir la enfermedad en sus etapas iniciales.
Cuando hablamos de diabetes tipo 2, solemos pensar primero en la alimentación. Y es cierto: lo que comemos influye directamente en los niveles de glucosa en sangre. Sin embargo, la evidencia científica muestra que la actividad física es igual de importante para el control de la enfermedad e incluso para la prevención de complicaciones a largo plazo.
Aunque todas las formas de ejercicio son beneficiosas, la investigación reciente destaca el papel del entrenamiento de fuerza. Practicarlo de forma regular —incluso con cargas moderadas, 2-3 veces por semana— puede producir mejoras significativas en:
En un metaanálisis publicado en Diabetes Care (2022) se confirma que el entrenamiento de fuerza es eficaz para mejorar la hemoglobina glicosilada (HbA1c), un marcador clave de control de la diabetes.
Este meta-análisis incluye 20 ensayos clínicos aleatorizados con un total de 1.172 participantes con diabetes tipo 2. Concluye que el entrenamiento de fuerza (resistance training, RT) reduce significativamente la HbA1c en comparación con los grupos de control, con una diferencia media ponderada (weighted mean difference) de –0,39 % (IC 95 %: –0,60 a –0,18; p < 0,001).
Además, los ejercicios que lograban mayores mejoras en fuerza muscular también lograban impactos aún mayores en HbA1c.
No se trata solo de “ir al gimnasio”. Para las personas con diabetes tipo 2, moverse a lo largo del día es igual de importante. Acciones sencillas como caminar, subir escaleras, levantarse cada cierto tiempo si se trabaja sentado o realizar tareas domésticas tienen un impacto real en la reducción de picos de glucosa y en el bienestar general.
En diabetes tipo 2 no existen “dietas milagro”. Cada persona necesita un plan adaptado a sus gustos, cultura y estado de salud. Trabajar junto a un nutricionista permite:
En conclusión: La alimentación es una herramienta poderosa para controlar y prevenir la diabetes tipo 2. En la diabetes tipo 2 no existen “dietas milagro”. No se trata de prohibir, Lo que realmente marca la diferencia es un estilo de vida activo, sostenible y aprender a elegir mejor, en el que alimentación saludable, entrenamiento de fuerza y movimiento diario se combinan para mejorar la salud metabólica y reducir riesgos a largo plazo.
No olvides: la diabetes no controlada puede aumentar el riesgo de complicaciones como daño renal, problemas cardiovasculares, alteraciones en la visión o neuropatías.
Si quieres profundizar, en este artículo te explico en detalle las complicaciones asociadas a la diabetes y cómo prevenirlas.
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