Bienvenidos a mi blog, un espacio donde quiero explicarte de forma sencilla cómo la alimentación, la nutrición y el estilo de vida pueden influir de forma directa en tu salud.
Mi objetivo es ayudarte a comprender lo estrechamente relacionadas que están con la prevención, mejora y recuperación de muchas enfermedades.
Los hábitos dietéticos son, entre otros, uno de los factores ambientales más importantes que influyen en la expresión de nuestros genes a lo largo de la vida.
Llevar una alimentación variada, equilibrada y adecuada permite el correcto desarrollo y funcionamiento del organismo.
Los excesos (que favorecen la aparición de obesidad, enfermedades crónicas o incluso ciertos tipos de cáncer) y los déficits nutricionales (de vitaminas, minerales o aminoácidos esenciales), dificultan que el cuerpo mantenga sus funciones vitales.
“Que tu medicina sea tu alimento, y el alimento tu medicina” Hipócrates
Y como he llegado hasta aquí….
A la edad de 28 años me diagnosticaron Lupus Eritematoso Sistémico (LES), una enfermedad autoinmune que puede afectar a múltiples órganos y tejidos: corazón, riñones, piel, articulaciones, pulmones, vasos sanguíneos, sistema nervioso… ¡una joya, vaya!
En aquel momento, llevaba lo que se consideraba una vida «normal»: fumaba, comía muchos procesados, tomaba azúcar en exceso, bebía alcohol en reuniones sociales… aunque sí es cierto que el deporte siempre estuvo presente en mi vida, en mayor o menor medida.
Pongo “normal” entre comillas porque, al parecer, hoy en día llevar un estilo de vida saludable —evitar el azúcar en exceso, no abusar del alcohol o de los ultraprocesados, y entrenar con regularidad— se considera casi de obsesivos o raros.
Y no, no se trata de prohibir todo. Una copa de vino o un dulce, de vez en cuando y si no está contraindicado, no son el problema. El problema es la rutina diaria.
En mi caso, fui haciendo cambios poco a poco:
- Dejar de fumar fue el primer gran paso.
- Recuperé la práctica deportiva, centrándome en el entrenamiento de fuerza, lo que me ha ayudado a mantener una buena masa muscular y proteger mis articulaciones.
- Y lo más importante: transformé mi alimentación, logrando mejorar mis niveles de triglicéridos, colesterol, glucosa, vitaminas y minerales.
Todo eso se ha traducido en un cuerpo menos inflamado, con más energía y mejor calidad de vida.
Así nació mi pasión por la nutrición, tanto a nivel deportivo como clínico. Por eso decidí formarme como Dietista (TSD), y hoy en día me dedico a acompañar a otras personas en su proceso, desde el conocimiento, la empatía y la experiencia real.
Estoy aquí para acompañarte en el cambio
Desde la cercanía, la ciencia… y también desde la experiencia personal.