La diabetes es una enfermedad que requiere un control constante. No se trata solo de “vigilar el azúcar”, sino de cuidar de todo el cuerpo.
Cuando la glucosa en sangre no se mantiene en niveles adecuados durante mucho tiempo, pueden aparecer complicaciones que afectan a diferentes órganos y que, en algunos casos, son graves.
La buena noticia es que muchas de estas complicaciones se pueden prevenir con hábitos de vida saludables y un seguimiento médico regular.
A continuación, te explico de forma sencilla cuáles son las principales complicaciones de la diabetes y cómo podemos actuar para evitarlas.
Complicaciones agudas (a corto plazo)
Son aquellas que aparecen de forma rápida y requieren atención inmediata, ya que pueden poner en riesgo la vida.
- Hiperglucemia (azúcar alto): cuando la glucosa en sangre se eleva demasiado, generando síntomas como sed excesiva, ganas frecuentes de orinar, pérdida de peso sin causa aparente, fatiga, visión borrosa o infecciones recurrentes. Si no se controla, puede evolucionar a complicaciones más graves.
- CAD (cetoacidosis diabética) y estado hiperosmolar no cetósico: se producen cuando la falta de insulina impide que la glucosa entre en las células y el cuerpo comienza a usar grasas como fuente de energía. Esto provoca acumulación de cuerpos cetónicos (CAD) o una hiperglucemia extrema con deshidratación severa (estado hiperosmolar). Ambas son urgencias médicas.
- Hipoglucemia (azúcar bajo): ocurre cuando la glucosa en sangre baja demasiado (menos de 70 mg/dL). Puede causar sudor frío, temblores, hambre intensa, confusión, mareo y, en casos graves, pérdida de consciencia o convulsiones. Es frecuente en personas que usan insulina o ciertos medicamentos.
- Fenómeno del amanecer y efecto Somogyi: son variaciones de la glucosa que ocurren por la mañana debido a cambios hormonales o a un “rebote” tras una hipoglucemia nocturna. Requieren ajustes en el tratamiento y la alimentación.
Complicaciones intermedias (a medio plazo)
Afectan a situaciones específicas o a ciertos grupos de población con diabetes:
- Niños y adolescentes con diabetes tipo 1: su crecimiento y desarrollo pueden verse alterados. Es fundamental un control estricto de la glucosa, una nutrición adecuada y apoyo emocional.
- Diabetes tipo 2 en niños: cada vez más frecuente debido al sedentarismo y la obesidad infantil. Puede manifestarse con glucosuria (glucosa en la orina), cansancio y sed excesiva.
- Embarazo y diabetes: tanto la diabetes previa al embarazo como la diabetes gestacional requieren un control muy cuidadoso, ya que afectan a la salud de la madre y del bebé. El seguimiento médico y una dieta adaptada son imprescindibles.
- Ancianos con diabetes: en este grupo, la pérdida de peso inexplicable, la hipertensión y las complicaciones cardiovasculares son señales de alarma. Además, presentan mayor riesgo de hipoglucemias y de efectos secundarios de la medicación.
Complicaciones crónicas (a largo plazo)
Son las que se desarrollan a lo largo de los años si la glucosa en sangre no se controla de forma adecuada.
- Problemas microvasculares:
- Retinopatía diabética: daño en los vasos sanguíneos de la retina, que puede causar pérdida de visión e incluso ceguera.
- Nefropatía diabética: afecta a los riñones, pudiendo progresar a insuficiencia renal.
- Neuropatía diabética: daño en los nervios, que provoca dolor, hormigueo, debilidad muscular, problemas digestivos o disfunción sexual.
- Problemas macrovasculares:
- Arteriopatía coronaria y enfermedad vascular arterial: la diabetes multiplica el riesgo de infarto, angina e ictus. La resistencia a la insulina, la hipertensión, la dislipidemia y el tabaquismo son factores agravantes.
- Dislipidemia: niveles elevados de triglicéridos y colesterol LDL, junto con bajo HDL, favorecen la aterosclerosis. El tratamiento incluye cambios en la dieta (menos grasas saturadas y colesterol), ejercicio y, en muchos casos, medicación.
- Hipertensión arterial: muy común en personas con diabetes, aumenta el riesgo de infarto, accidente cerebrovascular y daño renal. Su control requiere cambios de estilo de vida y, con frecuencia, fármacos.
- Accidente cerebrovascular (ictus): el riesgo se multiplica hasta por cuatro en personas con diabetes. Mantener la presión arterial y la glucosa controladas es clave para prevenirlo.
- Otros problemas asociados
- Amputaciones: la mala circulación y la neuropatía aumentan el riesgo de úlceras en pies y piernas, que en casos graves pueden derivar en amputaciones.
- Problemas cutáneos y articulares: infecciones, mala cicatrización, rigidez articular.
- Enfermedad catabólica: pérdida de masa muscular y desnutrición en situaciones como infecciones o cáncer, que requieren un soporte nutricional especializado.
Prevención: la clave para evitar complicaciones
La diabetes no siempre tiene por qué traducirse en complicaciones graves. La prevención y el autocuidado son esenciales:
- Mantener la glucosa y la HbA1c en rangos saludables
- Seguir un plan de alimentación individualizado
- Practicar actividad física adaptada y regular
- Controlar el peso corporal
- Evitar tabaco y exceso de alcohol
- Tomar la medicación tal como fue indicada
- Realizar controles médicos periódicos
La diabetes es una enfermedad seria, pero no una sentencia de complicaciones inevitables. Con un abordaje integral que combine alimentación, ejercicio, tratamiento médico y apoyo profesional, es posible vivir con calidad de vida y reducir al mínimo los riesgos.
Tengo buenas noticias
La buena noticia es que la alimentación y el ejercicio son herramientas poderosísimas para prevenir y controlar la diabetes. No existe una única dieta para todos: cada persona es diferente y necesita un plan adaptado.
En las siguientes entradas te cuento más en detalle cómo debe ser la alimentación cuando ya convives con la diabetes, y qué papel juega el estilo de vida en la diabetes tipo 2:
Alimentación adecuada cuando ya tienes diabetes
Alimentación y diabetes tipo 2: la clave está en el estilo de vida
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